
Simplemente NOME, Alaska
Simplemente NOME, ALASKA
Una manera diferente de mirar el mundo.
Una manera diferente de mirar el mundo.
Hemos tenido la suerte de admirar, de ver, de escuchar un concierto de música folk del grupo vasco-navarro Mielotxin.
Voces que dicen “lo nuestro es auténtico”, otras voces dicen “no hay nada como nuestras tradiciones”; otras voces “no saben bailar, lo nuestro si que es baile”; otras como: “vaya cantes lo nuestro es más bonito”.
Estas voces afortunadamente no las he oído en este concierto porque el público ha quedado encantado y maravillado. En otras ocasiones y explorando el mundo he oído decir esas frases de aquellas personas que no han sabido apreciar la riqueza cultural de otros sitios. Y no sólo con la música si no también con otros aspectos como la gastronomía, los paisajes, las lenguas y así infinito. Esa diversidad nos hace ser diferentes pero al mismo tiempo muy iguales entre todos.
Quien nos dice que una danza africana no es la evolución de un baile regional. Quien nos dice que un cante japonés no tiene parecidos con una jota.
Es bonito ver más allá de lo que son unas simples notas musicales o unos sabores culinarios o unas palabras lingüísticas, por ejemplo. Creo que empatizando llegamos a compartir experiencias, a fomentar el crecimiento del ser humano, a respetarnos. De esta manera nos damos cuenta de que no somos tan diferentes entre nosotros y tenemos más cosas en común de las que pensamos.
Este pequeño espacio en la bahía de Msasani es muy agitado pero al mismo tiempo es uno de los lugares de Dar es Salaam que aún se respira un poco de tranquilidad, de calma frente al caos de la gran ciudad.
Puedes ver faenando a los pescadores en sus barcas o un gran barco atracado casi a la orilla del mar que sirve de casa a muchos pescadores.
Puedes ver a gente sacando arena del mar en cubos de plástico con la intención de buscar lombrices que luego utilizarán para los anzuelos.
Puedes ver una especie de pequeños peces que son secados al aire libre en lonas de plástico.
Puedes ver como los niños se bañan cerca de la zona de recreo donde los adultos se relajan a la sombra del gran baobab.
También gente jugando al futbol. Hay una gran explanada donde se disputan ligas de futbol.
También puedes ver a gente que recoge botellas de plástico que luego venderán y que desgraciadamente el mar ha tragado.
Qué de importante es cuidar el océano, el mar.
Es vida para los seres vivos que viven en él y es vida para los seres humanos. Es increíble toda la basura que el mar arrastra. En Dar es Salaam, África, hay asociaciones sin ánimo de lucro que se dedican al mantenimiento de las playas pero aún así no es suficiente. Debemos de ser más conscientes de consumir menos cantidad de productos envasados y usar lo menos posible los plásticos. Ya que los grandes dignatarios no se ponen en serio con esto seamos nosotros los que digamos “NO”, no quiero bolsa, “NO”, no quiero que me lo de envuelto, “NO”.
El señor que me atendió me dijo: – Completo, usted ha venido muy tarde estando en vísperas de Navidad.
Como no me rindo a la primera me fui a la otra estación de tren, «Tazara» para ver si quedaban plazas. No me importaba el destino lo que quería era viajar en tren. Aquí también obtuve un no como respuesta. Pero algo me dijo que la pregunta no era suficiente y que la paciencia era más importante. Observando a la gente local me di cuenta que ellos insistían en conseguir un billete aunque en un principio no hubiese plaza.
Al día siguiente decidí probar otra vez y llamé por teléfono a la estación de «Central Line». Una persona muy amable me atendió y después de varias comunicaciones por teléfono con ella conseguí dos billetes en primera clase. Hasta que no tuve los billetes en mi mano, a cinco días de marcharme, no tuve la certeza de que era verdad. No entiendo muy bien cual es el sistema de venta y reserva de billetes pero parece que la paciencia y dar con la persona adecuada es la clave de ello y se aplica tanto si eres extranjero o local.
«Main Line» cruza Áfríca central completando unos 1300 Kms. Hay acuerdos pendientes con Turquía para mejorar los trenes pero va despacio como el tren. Aún viajando en primera clase la comodidad se perdió en tiempos coloniales. El precio del billete: 75TSH que sería algo así como 30euros. El tren no ha experimentado cambios desde entonces. Bueno sí, para cerrar la ventanilla tienes que hacer tope con un palo de madera. Por la noche debe estar cerrada para protegerse de los ladrones. El ventilador acumula polvo desde tiempos inmemorables y ahora hace la función decorativa. Y el calor que se concentra cuando la ventanilla y la puerta está cerrada es como estar en una sauna sin poder respirar.
Pero a pesar de estos “inconvenientes” que por supuesto ya damos por sentando queriendo atravesar Tanzania el viaje se enriquece desde el primer momento que pisas la estación. No solamente es un medio de transporte si no que también es el medio de vida para mucha gente. En la estación compramos pan de molde que es lo que más compraban los tanzanos. Luego nos dimos cuenta que este pan aguanta mucho más que otros a temperaturas altas. También compramos litros de agua para un viaje de 36 horas aproximadamente.
Viajar en tren es: Conocer Tanzania a través de los diferentes paisajes que vas viendo : campos de cultivo, maíz, arroz… En algunas partes muestra un terreno estéril pero en otras el color predominante es el verde.
Conocer Tanzania a través de las muchas paradas que hace el tren y tratar con los vendedores que ofrecen comida, miel de la zona, frutas locales, artículos de barro, de madera, de paja.
Conocer Tanzania y apreciar la diferente arquitectura de sus casas, muchas de ellas construidas con materiales locales de bajo coste frente a otras con materiales más costosos.
Salimos el 17 de diciembre, domingo a las 16.00 horas y llegamos a la estación de Mwanza el 19, martes a las 11.00 de la mañana. Un total de 44horas. Por supuesto, que estaba entumecida y con ganas de estirar mis piernas pero ahora me sentía más cercana a ellos, los tanzanos.
Tapicero Hamisi
Entre Msasani y Namanga
Kimweri Ave (Enfrente de General Tyre)
Hamisi es el propietario de un negocio de tapicería. Un oficio familiar que viene desempeñando desde hace más de veinte años. Tiene dos empleados fijos: Said y Jumanne.
Desde el primer momento Hamisi me ha dejado entrar a su taller y orgulloso me ha mostrado como trabajan él y sus empleados.
He visto como han tapizado sillas, taburetes, tapizados de automoción, han hecho fundas de terraza, cojines, mosquiteras…
Con cuatro máquinas alemanas en no muy buenas condiciones han realizado unos acabados excepcionales. Hamisi me ha dicho que su próxima inversión será una máquina de coser con motor.