Mi casa

Los Apalaches-USA-

DIARIO APALACHERO 2013

DIARIO APALACHERO 2013

El Profundo Maine, 30 de Junio 2013

Despojándote de todo aquello material: casa, coche, móvil que te aferraba a tu ciudad natal, Madrid y ver el mundo con otros ojos, más desnudos y ligera de posesiones, sólo con tu mochila y tu cámara fotográfica allí te encontrabas en el Mt. Katahdin.

El Appalachian Trail, La Ruta de Los Apalaches o simplemente, el “A.T.”es reconocido como uno de los caminos más largos y continuados del mundo que pasa por catorce estados del este de Estados Unidos, unos 3.500 kilómetros (2.179 millas) desde Maine a Georgia. La Cordillera de los Apalaches ostenta el honor de ser la más antigua del planeta.

Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el explorador español conocido como el que puso el nombre “Apalaches” tras sus aventuras documentadas de esa región.  Apalache quiere decir, en una de las lenguas nativas americanas, “the people on the other side” o “la gente del otro lado”. En homenaje a él y por razones cartográficas Kevin tomó el nombre Cow’s Head o Cabeza de Vaca como su alias a lo largo del A.T.

Y  Sonia, nativa de Madrid, con número 41 de calzado, toma el nombre de “Chulapa” en honor a la ciudad de los Gatos.

12 de Julio 2013

Doce días inmersa en los bosques más profundos de Maine sin ningún contacto con la civilización urbana,  cruzando ríos, alcanzando la cima de las montañas, luchando contra  la tropa de los enemigos los mosquitos,  durmiendo en shelters (refugios), cargando una mochila de 20 kilos, despertándote a las cuatro y media de las madrugada y estirando los músculos agarrotados del día anterior por el esfuerzo realizado de conseguir hacer 17 kilómetros, roncando antes de la puesta de sol y por fin  llegas al pueblo de Monson. ¡OOOH Monson! ¡Cuánto te he soñado! Has completado 160 kms (100 millas). Es la primera vez que estas en Estados Unidos. Te quedas fascinada de la naturaleza de Maine y muda también. Apenas hablas con los otros Thru-hikers. ¡Estas agotada! Sueñas con Monson y un día de descanso. ¿Qué dirán de ti? ¿La española rara?

23 de Julio 2013

La primera lluvia torrencial del camino y sin ningún refugio hasta el primer pueblo. Caminas sin parar y sin ningún pensamiento profundo para no pensar que estás calada hasta los huesos. Llegas al cruce de carreteras. Tu cámara es lo único que se mantiene seco. Un local de la zona te ofrece su hospitalidad. ¡Andover! ¡Oh Andover! Es sólo poner tu nombre en el pensamiento y nombrarlo repetidas veces que ya imaginas que es un pueblo muy grande, con muchas tiendas, saludos sin parar. ¡Oh Andover! ¡Qué grande eres! Andover aún conserva las típicas plazas o “greens” con su tómbola  en el centro del pueblo, con un supermercado, un restaurante y una gasolinera.  Por fin, una conversación con los locales. Te sientes más cercana a esa tierra.

SONIA: ¿Siiii?

KEVIN: Si queremos llegar a Gorham el día 29 de Julio tendríamos que hacer  13 millas hoy y 12 millas mañana.

SONIA: ¡Uff!

KEVIN: Si queremos un día de descanso en el pueblo.

SONIA: ¡Siempre lo mismo! Cuando el terreno es fácil más millas y    cuando es difícil menos millas.

KEVIN: Soni, mañana va a ser un día muy duro.

29 de Julio 2013

Cumples el primer mes del camino. Objetivo cumplido.  Llegas al Hostal del pueblo de Gorham. Estómago vacío, mochila escuálida igual que tu compañero de viaje que ya empieza a mirarte como carne de hamburguesa. ¡Oh Gorham! ¡Qué grande eres! Sacias tu estomago, devoras sobras que otros hikers han dejado, repites menú dos veces. Haces una pausa, vomitas. Y por si no vuelves a darte un festín como este lo celebras con un helado de chocolate y tú vainilla; tamaño grande.

1 de Agosto 2013

Entras en el White Mountain National Forest. Las montañas más abruptas de Nueva Inglaterra. Estás codo con codo con la gente de Boston y Nueva York.

Te han hablado del Monte Washington desde tu primer día en el A.T. Es el segundo pico más alto de los Apalaches 6.288ft (1916m). Te han dicho que sufrirás las condiciones más severas del mundo ya que es una zona con fuertes vientos. Te han dicho que en 1934, en su observatorio meteorológico se registraron los vientos más fuertes medidos en el planeta (372 km/h)

También te han dicho que puede que los refugios estén llenos de gente de Nueva York y Boston y tengas que dormir en refugios de emergencia. Te han hablado del “Dungeon” o mazmorra como el peor sitio para dormir.

Es pequeño, sucio, huele mal. ¡Uff! Has pasado una noche en el Dungeon y es verdad todo lo que te han dicho.

6 de Agosto 2013

Has visto un “MOOSE” (alce) en New Hampshire.  Difíciles de ver. Tienen fama de ser muy agresivos. Sentís la presencia el uno del otro y os paráis en seco. Esperas inmóvil a ver que hace. Comienza a mover sus patas  con ritmo lento y tú haces lo mismo, con tus patitas, en sentido contrario, claro. Y cada vez más deprisa. ¡Uff, qué respiro! Impresionante pero que miedo. Nunca has visto un bicho tan grande tan de cerca. Te quedaste paralizada. No moviste ni un dedo ni para hacer una foto.

16 de Agosto 2013

Te gusta Vermont. Tiene muchas granjas, establos y bosques. Te recuerda a otros tiempos.

Empiezas a disfrutar del camino porque hasta ahora era un continuo esfuerzo y una lucha constante contigo misma. Ya no tienes las rocas ni los bruscos cambios de desnivel de Maine y New Hampshire. El terreno es generoso y avanzas más rápido.

Ahora estás haciendo  25 kilómetros diarios. Tu cuerpo empieza a estar en forma. Peroooooo….

Cuando no te duele el tobillo, te duele la rodilla y  cuando no te duele la espalda, te duele el brazo. Te han dicho que si el dolor cambia de sitio está bien y si se queda no tiene buena pinta.  Así que a relajarse en un shelter y disfrutar de la música tradicional saliendo de las cuerdas de un banjo.

30 de Agosto 2013

Estas a punto de llegar a Connecticut, la ciudad de tu compañero de viaje. Te encuentras baja de energías tanto físicas como psicológicas. Empiezas a preguntarte ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás aquí?  Por qué todos los hikers dicen que es “awesome” cuando tienes ampollas en los pies, unas botas con más agujeros que un colador, la ropa mojada, apenas comida, y encima dicen que es “awesome”. No lo entiendes. ¿Qué haces aquí? Y no estás haciendo el Camino de Santiago. Llevas 1166km recorridos. Si hubieses hecho el Camino de Santiago empezando en Roncesvalles (800kms) ya hubieses terminado hace unos veinte días. Pero estás en el A.T. y te quedan 2334 km (1444,50 millas)

Puedes decir que has hecho el camino de “New England”. Has pasado por todos sus estados. Has conocido gente maravillosa, pueblos de la América profunda, has vivido durante dos meses en los bosques,… ¡Qué más!  ¿Vuelves a España?

2 de Septiembre 2013

VUELVO, al Appalachain Trial y NO vuelvo a España. Han sido unos días de meditación y sobre todo de descanso que era lo que necesitaba.  Muchas charlas con Cow´s Head, muchas conversaciones de cómo enfrentarse a la segunda etapa. Aunque sigo pensando que cuando me duele la rodilla no puedo decir que es “awesome”. Cuantas veces he oído decir “awesome” (genial, maravilloso) cuando la situación no es tan divertida. Está cayendo el diluvio Universal, tu ropa empapada, una niebla espesa que no ves más allá de un metro de distancia y escucho el eco de “but it is awesome”.

Y volvemos al km 1187 (milla 741.9) del A.T.

5 de Septiembre 2013

Desde lo alto del Black Mountain diviso el Skyline de New York justo en el momento en que el sol se está poniendo y  sus rayos se reflejan en los cristales de los rascacielos más altos. Es lo más cerca que estoy de Manhattan, a unos 60 kms

13 de Septiembre 2013

Ya hemos visto nuestro primer oso negro. Le ponemos el nombre de Cristobal.

25 de Septiembre 2013

A lo largo del camino se pasa por muchas ciudades y pueblos. Es una gran oportunidad para sentir la esencia de aquellos pueblos que en su momento tuvieron su época de esplendor.

En los años ’50 y ’60 hubo una elevación del nivel de vida de la clase trabajadora. Los precios de los coches eran asequibles y la gasolina tenía precios muy bajos.  También empezaron a construirse casas al borde de la carretera con sus emblemáticos Diner con asientos y taburetes de poli-piel.

Hoy en día cada vez se ven menos y están desapareciendo imponiéndose las grandes cadenas de fast food pero cada vez se ven más en España. En Pensylvania con la foto de Ronal Reagan como actor en aquella época y otra foto de una de las primeras actrices de Walt Disney.

 KEVIN: Mañana va a ser un día muy duro.

SONIA: ¿Siiii?

KEVIN: Sí.  Si queremos llegar a Harpers Ferry el día 28, tendríamos que hacer 20 millas hoy y  18 millas mañana.

SONIA: ¡Uff!

KEVIN: Si queremos un día de descanso en un pueblo.

SONIA: ¡Siempre es lo mismo! Cuando el terreno es fácil más millas y cuando es difícil menos millas.

KEVIN: Sonia, mañana va a ser un día muy duro.

1 de Octubre 2013

Nos acaban de prestar unos ángeles del camino un BMW. Cow´s Head ha sufrido una acidez de estómago. Vamos a la farmacia. Unas pastillitas y que la próxima vez modere el consumo de refrescos.

7 de Octubre 2013

CLOSED (cerrado)

El gobierno de  Estados Unidos ha cerrado parcialmente y el Parque Nacional de Shenandoah en Virginia está cerrado al público.

¿Qué hacemos? No podemos saltarnos 105 millas, justo las que cruzan el sendero del A.T. por todo el parque. Durante siete días escuchando el silencio, guardando y colgando nuestra comida; nuestro gran tesoro para que los 17 osos que hemos visto en Shenendoah no acecharan nuestra morada, evitando ser vistos por el oso grande, los Rangers, en el cruce de carreteras. Contando a cuenta gotas el número de thru-hikers por el parque.

Hemos llegado a completar un maratón en las montañas de Shenandoah, 45 kilómetros en un día. Muy cansados y con las mochilas muy ligeras salimos por la puerta grande del Shenandoah.

25 Octubre 2013

La ciudad me abruma

El camino me relaja

La sencillez me despoja de todo

Siento la naturaleza

Es mi casa

Me siento libre

SÁBADO, 30 NOVIEMBRE 2013

We did it! ¡Lo hicimos! ¡Lo completamos! ¡Llegamos! El vacío que siento en mi interior es más fuerte que el sentimiento de alegría por ser la primera española en completar el Appalachian Trial. Ahora sí que vuelvo a quedarme muda. Siento como si fuera a perder lo que me ha estado acompañando durante cinco meses, el silencio, el ruido de las hojas al caer de los árboles,  la magnitud del bosque, las miradas ocultas de los animales…

Great Smoky Mountains National Park

Great Smoky Mountains National Park

Great Smoky Mountains National Park

Una tarde lluviosa de Noviembre y después de 3.136 Kms recorridos llego al Great Smoky Mountains National Park (traducido literalmente Grandes Montañas Humeantes) que pertenece a los estados de Tennessee y Carolina del Norte.

La nieve se había adelantado hace una semana y había tramos que había que ir con mucho cuidado por miedo a resbalar. Mis botas ya eran un colador donde filtraba el agua por todas partes y además la suela estaba desgastada por lo que podía derrapar en cualquier momento. Conocí a un Thru-Hiker que estaba haciéndo el AT con unas sandalias de tiras. Increible pero cierto.
El Great Smoky Mountains National Park está declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1983. Alberga más de 100 especies de árboles, 1570 especies de flores, 60 especies de mamíferos, más de 25 especies diferentes de salamandras y 2000 variedades de hongos. El parque nacional más frecuentado de todo el país y en los últimos años ha sido visitado por más de nueve millones de visitantes al año. Tal vez sea esta la razón por la cual ahora se tenga que pagar para conservar el entorno. Yo hice el pago por internet pagando unos 20$ por cuatro noches. Dejas constancia del pago en uno de los buzones que encuentras en el camino y guardas una copia por si un «ranger» te pide el comprobante. No dudes en hacerlo porque la multa es peor que encontrarte con un oso. En este parque residen entre 400 y 600 osos. En el pasado los shelters o refugios tenían una rejas para mantenerlos alejados hoy en día sólo se conserva un refugio con reja. Desconozco la razón de por qué sólo queda uno. ¿Alguna apuesta?
Cargar la tienda de campaña es un peso adicional pero te saca de apuros cuando el refugio esta lleno de gente o para protegerte de una invasión de mosquistos.

El Smoky es uno de los parques que sólo los thru-hikers (los que están haciéndo el AT completo) pueden montar su tienda de campaña junto a un shelter. No encontrarás áreas de servicio en el camino de los Apalaches por lo que el privado será un poquito menos privado. La norma es seguir el Leave No Trace (No dejar huella).

Gatlinburg, la ciudad de las atracciones y la diversión con cientos de hoteles, restaurantes, un montón de tiendas, parques temáticos,… Yo sólo soñaba con un buen restaurante y ropa seca. Se encuentra a 25 kilómetros del parque pero gracias a la amabilidad de un senderista que nos llevo en su coche pude pasar 36 horas en Gatlinburg y conocer el nacimiento del country con Dolly Parton y su tan versionada canción «I will always love you» que fue un hip por Whitney Houston. Imaginate después de estar en el silencio de las montañas me voy a la ciudad del bullicio, del monedero abierto las 24 horas. No me arrepiento en absoluto. ¡Y qué bueno el buffet libre! Desayunar tres veces. Es lo que uno busca cuando está tanto tiempo caminando: buena comida y un sitio cómodo donde dormir. Es tan amplia la oferta que encuentras precios para cualquier bolsillo.

Tras un descanso merecido en Gatlinburg vuelta al parque. Siento que ya me queda poco para llegar al final y mis piernas casí ya vuelan pero ¡qué frio! Tal vez por eso siento que van más rápidos porque si paro me congelo. De todos los parques nacionales que he visto a lo largo del AT este es el más misterioso. Percibo como si toda la fauna estuviese vigilando mis pasos mientras recorro la cadena montañosa que forma parte de los Montes Azules. Toda ella cubierta por la niebla donde es difícil apreciar la frondosidad de sus bosques con ese color gris del paisaje.
Ya sólo me quedan 383,18 kms para llegar a Springer (Georgia), el final de este periplo. Los antiguos pobladores de este basto terreno de más de 200 hectáreas de extensión, fueron los cherokee. Creían que nuestros pies eran la conexión con la madre tierra. Y tienen parte de razón:

Aprendí a cómo andar, andando, aprendí a mapear, mapeando, aprendí a cómo escribir dentro del terreno con mis propios pies y no con un bolígrafo. Mis pies, recuperados de la sombra, dibujan, cantan y bailan.

Shenandoah National Park cerca de Washington

Shenandoah National Park cerca de Washington

Una cuarta parte del Apalachian Trial (AT) lo pasas dentro de los márgenes del estado de Virginia y 154,49 Kms del AT corresponden al Parque Nacional de Shenandoah.

Se encuentra a tan solo 120 kilómetros de Washington, D.C. Después de diez estados y recorridos 1.970,47 Kms entro al parque sin saber , por supuesto, la noticia que el gobierno iba a anunciar respecto a los parques nacionales. Cuantas veces imploré a Virginia cuando mis rodillas sufrían el impacto sobre el terreno. ¡Ay, Virginia! Cuanto me haces suspirar pero que alivios tan intensos me ofreces.

El parque nacional con unas 80 hectáreas de tierra protegida creado a mediados de los años 30. Es visitado anualmente por un millón y medio de personas, especialmente en otoño cuando las hojas de: maple, fresnos, helechos,… han extendido un manto de colores por todo el parque y también por su abundancia de vida salvaje: ciervo de cola blanca, pavo salvaje, castor, oso negro. También es lugar de paso de las aves que emigran al sur buscando un clima cálido.

¿Dónde está la gente? Si no fuera porque me crucé con muchos ciervos y mi corazón sufrió el embiste de un par de osos negros pensaría que la tierra habría dejado de latir por estos lares.

El Skyland Drive es una ruta panorámica, con 169 kilómetros de largo, que serpentea por el parque nacional y conecta con la cresta de las Montañas Blue Ridge con merenderos, restaurantes, alojamientos, campamentos e incluso construcciones históricas. Para poder acceder con vehículo hay que pagar una entrada. Si vas a pie es gratuito pero debes obligatoriamente que registrarte. Cuando entras al parque siguiendo la ruta de los Apalaches te encuentras un buzón con un libro de visitantes. Es ahí dónde debe figurar tu nombre, en este caso, «Chulapa», mi alias del camino y la fecha de entrada. Un control para saber cuanta gente entra en el parque. Cuando estás haciéndo la ruta de los apalaches se adopta un alias que puedes ponertelo al comienzo o durante el camino. Conocí a Google, a Harpo, a Groucho, a Pineapple, a Galoot y por supuesto, a Cow´s Head, mi compañero de viaje.
Pero, ¿dónde está la gente? El AT construido mucho antes que el Skyland Drive cruza la carretera más de cincuenta veces y no he visto a nadie. ¡Qué pasa! Y los «rangers» ¿dónde están?

De camino a un refugio y pasando por una de las cascadas que hay en el parque me topé con un oso. ¿Quién tiene más miedo? ¿Él o yo? La respuesta: los dos. El oso tiene miedo del humano y el humano tiene miedo del oso por lo que hay que seguir unas reglas básicas:
1. No salgas corriendo. Es difícil pero es lo más acertado. 2. Empieza a hacer ruido: palmadas, golpea los bastones uno contra otro, levanta las manos y agítalas para parecer igual de grande que él. Demuéstrale que no tienes miedo y puedes defenderte. El oso se asusta con los ruidos y por regla general sale huyendo. Y si crees que estás en una zona que hay muchos osos empieza a anunciar tu presencia con los métodos que hemos dicho antes e incluso hablando alto o cantando. Y para terminar REZA, bueno es una broma pero nunca está de mal estar atento a cualquier movimiento. No olvides guardar la comida en lugares apropiados. En los refugios encontrarás contenedores metálicos o las llamadas perchas para colgar la bolsa de comida entre otras cosas.


«El Shenandoah National Park is CLOSED » ¿Cómo? ¿No entiendo? El parque está cerrado al público ya que el gobierno ha cerrado la administración y los parques nacionales también están cerrados. Ahora entiendo todo porque no veo a gente circular por aquí. Ya me quedan pocos kilómetros para salir del parque pero volvería de nuevo a explorar sus rincones. Apenas civilización dentro del parque: apalacheros dispersos que vamos jugando al ratón y al gato y algún excursionista. Un lugar perfecto para relajarse a pesar de la afluencia de visitantes pero con una clara conciencia ética de conservar el entorno.

Y no puedo terminar sin hablar de «Galoot» un ex-apalachero que sigue activo realizando secciones del AT. Compartiendo sus conocimientos de preservación de la naturaleza y como no ofreciendo su hospitalidad a otros apalacheros como hizo con nosotros.

Trail Magic y los diners: Las pequeñas cosas por el largo camino.

Trail Magic y los diners: Las pequeñas cosas por el largo camino.

Trail Magic y los diners.

Hacer los Apalaches no solo ha significado recorrer una larga caminata y ser inducido por su bella naturaleza sino también ha sido conocer la cultura americana. A lo largo del camino se pasa por muchas ciudades y pueblos. Es una gran oportunidad de sentir la esencia de aquellos lugares que en una deteminada época tuvieron su momento de esplendor.
En los años ’50 y ’60 hubo una elevacion del nivel de vida de la clase trabajadora. Finalizada la Segunda Guerra Mundial el único pais que se fortaleció economicamente fue los Estados Unidos de América. Los precios de los coches eran asequibles y la gasolina tenía precios muy bajos. Algunas marcas americanas como: Ford, Chrysler, General Motors innovaron en la fabricacion de coches. Mencionaré algunas curiosidades: Chrysler en 1950 fue el primer fabricante americano que ofrecía elevalunas eléctricas en todos sus modelos. En 1955 fue el primero en equipar sus automóviles con radio. También empezaron a construirse casas al borde de las carreteras con sus emblemáticos diner con asientos y taburetes de polipiel. Hoy en día cada vez se ven menos y están desapareciendo imponiéndose las grandes cadenas de fast food.

Hemos tenido la suerte de desayunar en alguno de ellos.

El primero en Blue Ridge Summit en Pensylvania y colgando en una de sus paredes la foto de Ronald Reagan como actor en aquella época y otra foto de una de las primeras actrices de Walt Disney.

Se continua ofreciendo esos grandes desayunos que le dieron fama: huevos, bacon, salchichas y biscuits (panecillos crujientes) a un precio muy, muy económico. Por increible que parezca es verdad 1,99$ y café todo el que guste. Otro fue en Elk Park en Carolina del Norte. No tiene el mismo diseño pero también muy de aquella época. Un sitio ideal para entablar conversacion con los locales que siempre estaban dispuestos a mantener una agradable charla con nosotros.

Y algo de lo que no puedo dejar de mencionar son los llamados «trail angels» (ángeles del camino) que en cierta manera son transmisores de cultura.

Si haces el AT los encontrarás durante todo el camino. Habia oído antes que había gente generosa que apoyaban a los thru-hikers a seguir adelante pero había abandonado esa idea desde que dejé de leer cuentos infantiles. ¡Increible! He vuelto a creer en Ali Baba y los cuarenta ladrones pero he cambiado la historía en lugar de joyas hay comida. Nuestro querido y más preciado tesoro que cuando te empieza a faltar ahí están los «Trail Magic».
Un día encontramos latas de refrescos para rehidratarnos después de recorridos veinticinco kilómetros, otro día avidos de dulces nos dejan chocolates. Hubo un día con mucha hambre ya que era nuestro cuarto día en el bosque y apenas nos quedaba comida nos ofrecieron un rico manjar de pizzas, pizzas y pizzas y otro día deseosos de fruta nos dejaron zanahorias, platanos, manzanas,..etc Siempre adivinando nuestros pensamientos y no sólo dejando comida o bebida que encuentras en el mismo camino sino que también a veces te acercan al pueblo más cercano para comprar comida o saciar tu estómago en un diner de la zona.

Otra cara de América

Otra cara de América

OTRA CARA DE AMÉRICA

El topónimo “Apalache” apareció por primera vez en las cartografías europeas gracias a los diarios y a los mapas dibujados a mano por el explorador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca. “Apalache” es un vocablo que proviene del dialecto apalache, y que significa “la gente del otro lado”. De vuelta a España quisimos compartir otra cara de los Estados Unidos con charlas y una exposición fotográfica para comunicar nuestro recorrido transversal por América y nuestro encuentro con otras caras, y otra gente.

Oculto entre las sombras que los grandes modelos narrativos de los Estados Unidos proyectan sobre él a través del cine, los medios de comunicación y los recorridos turísticos pavimentados, este recorrido se aparta de los caminos comunes y propone otra América, con quizás unos valores diferentes.

Caminar ha sido nuestro medio de explorar.

Nuestro cuerpo y nuestra mente se compenetraron de tal manera que se hermanaron con el terreno y con el territorio conceptual del viaje. Buscábamos comprender el “genius loci” empleando las plantas de nuestros pies para medir el ritmo de este lugar.

El camino que seguíamos nos mantenía a distancia de la constante rutina de las grandes ciudades de la Costa Este y nos llevaba a diferentes ciudades, de la mayoría de las cuales nunca habíamos oído hablar: Andover, Maine, Blue Ridge Summit, Pennsylvania, Elk Park,… son sólo algunas de ellas.
En nuestro camino nos topamos con animales como el oso, el alce americano, el ciervo, el mapache, la ardilla, la ardilla rayada y el ratón, por no hablar de los cientos de especies de pájaros que seguían sus rutas de migración. Y también fuimos testigos de cómo el verano devenía en otoño, y derramaba su paleta de colores según la latitud en la que nos encontráramos, destapando el ciclo anual de la naturaleza con sus atrevidos rojos, amarillos y naranjas. Y antes de alcanzar nuestra meta entramos en territorios cubiertos por una nieve no muy espesa, fruto de un muy temprano invierno.
No nos atrevemos a llamar a esto la América o los Estados Unidos más auténtico porque esta clase de superlativos nos privan de producir un significado más profundo; pero los dos creemos que ésta es una América que merece la pena compartir.

América a pie por la ruta de los Apalaches

América a pie por la ruta de los Apalaches

Una mochila de montaña, una esterilla, un saco de dormir, tienda de campaña, bastones, botella de agua, bomba de agua, frontal, mechero, un hornillo, una cuchara, un cuchillo, ropa térmica, un jersey y un chaleco térmico, dos camisetas de manga corta, unos pantalones largos, una gorra para el sol, un velo mosquitero, dos pares de calcetines, unas chanclas y mis botas puestas, traje de baño, chubasquero, pantalón de lluvia, un botiquín, bolsa de aseo, un cuaderno, la guía, una novela y mi cámara fotográfica para capturar Otro Lado de América.
Desayunos: avena, granola, leche en polvo, café instantáneo, té, miel cristalizada. Snacks: variedad de frutos secos, barritas de granola con miel, limonada en polvo. Almuerzos: bagels ó tortillas con manteca de cacahuete, humus con queso, nutella. Cenas: frijoles con arroz en tortilla, cuscus, noodles, puré de patatas, chocolate en polvo.
Nuestra mochila pesaba entre 12 y 16 kilos cada una. La diferencia dependía del peso de la comida. Aproximadamente cuatro kilos de comida por persona para cuatro días. Compramos los alimentos de antemano al por mayor y los enviamos en cajas por correo. En total 30 cajas para 153 días de caminata cuyos destinos podían ser: oficinas de correos, hostales, albergues, centros de interpretación de Parques Naturales,…

El Sendero de los Apalaches es un sendero de 3500 kilómetros que atraviesa grandes parques y bosques nacionales, parques estatales e incluso propiedad privada recorriendo la cordillera más antigua del planeta, en el este de Estados Unidos. Durante cinco meses nuestra casa fue el Sendero pasando por 14 Estados y encontrando una geografía distinta en cada uno ellos.

Empezamos en el norte de Maine un 30 de Junio de 2013, el estado más bucólico, donde los ríos tienen presencia durante todo el trayecto. New Hampshire tiene mucha fama en la comunidad de los senderistas o “thru-hikers” por la dificultad superior de sus montañas, “Los Blancos”. A partir de Vermont los paisajes son pastorales y con grandes praderas. Y ya con Massachussetts empieza a ser un poco más llano. Connecticut, New York, New Jersey, Pennsylvania, Maryland y West Virginia. Y de nuevo altitudes hasta los 2000 metros con Virginia que continuarán hasta Georgia. En Virgina nos encontramos en pleno otoño pasando todo el mes de Octubre dentro de sus límites. En Tennessee y North Carolina caminamos por la zona fronteriza por un par de semanas y entramos a uno de los parques nacionales más conocidos, el “Great Smoky Mountains” y también muy popular por su gran población de osos. Y ya el último estado, Georgia. Llegamos a “Springer Mountain”, nuestra meta final, un 30 de Noviembre. ¡Nuestros pies estaban cansados!

Montañas Blancas cerca de Boston

Montañas Blancas cerca de Boston

Uno de los más impresionantes tramos del Appalachian Trial (AT) es el White Mountains National Forest (bosque nacional de montañas blancas). Fueron nombradas por el gobernador John Winthrop en 1641 por sus picos nevados o de su apariencia brillante.

Siguiendo mi peregrinaje de norte a sur, de Maine a Georgia, me encontraba en el kilómetro  482,8 (de los 3.500) dentro de los límites del National Forest. Ya en New Hampshire, el segundo de los catorce estados del sendero me esperaba otra nueva etapa. La entrada al parque es libre y tiene una extensión de reserva natural de 323.749 hectáreas que 149,67 kilómetros son recorridos por el sendero de los Apalaches. El sitio es un destino turístico muy popular para hacer senderismo, escalada y esquí en el invierno entre otras actividades.

                                                                                                                                                                                                                  Desde Maine ya me cruzaba con otros apalacheros (hikers realizando el AT) que venían haciendo la ruta, sur-norte o Georgia a Maine, y me decían que dicho tramo era una prueba dura por lo rocoso y escarpado de sus montañas. La zona más elevada es el Monte Washington, 6.288 ft (1917m) que forma parte de la Cordillera Presidencial, junto con otros picos que llevan el nombre de presidentes: Adams, Jefferson, Madison, Monroe, Lincoln y también personajes importantes como Lafayette. Su acceso también es posible por carretera o por  un tren cremallera de 1869. La caminata por la cordillera de las montañas no fue nada fácil pero tampoco fue tan dura como esperaba, tal vez porque el tramo del estado de Maine me había curtido en soportar horas de caminatas y bajadas y subidas con el peso de la mochila a mi espalda y porque el fuerte viento que azotaba en la zona estaba calmado. Las condiciones meteorológicas por esta zona son bastante duras por lo que los árboles no crecen en las zonas altas o son muy bajos. Te permite disfrutar en un día claro de unas vistas espectaculares pudiendo observar el Presidential Range u otras cordilleras que componen el grupo de las Montañas Blancas, como Franconia Ridge. No olvides que desde la cima del monte Washington puedes echar una postal al buzón de correos que se encuentra en la zona de visitantes, siempre y cuando quieras tener el distinguido matasellos del Monte Washington.

No está permitido pasar la noche fuera de las zonas habilitadas. Para pernoctar encuentras huts o cabañas o zonas de acampada preparadas para el turismo. Importante hacer reserva con antelación. Para los que hacen el AT tienen la posibilidad de “work-for-stay” (trabajar por tener un sitio donde dormir). Una pequeña ayuda en la cocina o en el comedor y a cambio un rinconcito para dormir que puede ser en el mismo pasillo del establecimiento. El día que subí a la cima de la montaña del Monte Washington y deseando tener un techo seco esa noche me tocó el “dungeon”. Refugio de emergencia y nada agradable para pasar la noche tras un pago de 10$. No tuve suerte y las vacantes ya estaban asignadas a otros apalacheros que sus piernas habían sido más rápidas que las mías. Una gran ola de apalacheros del sur venía pegando fuerte. No obstante, ya había tenido la experiencia de trabajar en uno de ellos dos días antes. El «Carter Notch Hut» fue un lujo de millones de estrellas en comparación con este: un sitio frio, lúgubre y humedo que no había visto una escoba desde que se construyó. Y además es una atracción para todos los que pasan por ahí que han oido algo del dungeon (mazmorra). La palabra ya lo dice todo. Mucha gente de Boston o New York vienen a pasar el día o un fín de semana tanto como yo solía hacer en Madrid cuando quería huir del ruido de la gran ciudad y buscaba las maravillas de la sierra norte. Pero ahí ya llevaba más de 500 kilómetros y era mi primera experiencia en todo el camino en compartir el mismo espacio con más gente que no fuesen los apalacheros (con nuestro propio olor) o la fauna que me encontraba a lo largo del camino: arces, osos, ciervos,…con su propio olor también. Un entorno del que poco a poco me fuí acostumbrado y del que sin darme cuenta se fue haciéndo mi casa.

Logística

Logística

Hacer una caminata de un día o varios días no requiere mucha logística pero cuando “el camino” va a ser parte de tu vida durante cinco meses ya hay que empezar a organizar ciertas cosas con más detenimiento.

Es una de las partes más estresantes pero al mismo tiempo más reconfortante cuando ves que tu trabajo está dando resultado. Alrededor de unas 38 cajas de comida fueron enviadas por correo a lo largo del camino. Todas ellas tenían comida para cuatro días. Incluían desayunos, comidas, cenas, snacks. La mayoría de las comidas eras deshidratas y no por eso menos buenas.

¡Buenísimas! Cuscús, arroz con judías, puré de patatas, avena, noodles, miel cristalizada. Importante que tuviese altas calorías pero que nuestras mochilas llevasen poco peso.

Toda la comida fue comprada al por mayor y guardada en las famosas bolsas de plástico que todo hiker usa para tal efecto, en «ziplocks«. Nunca pensé que una bolsa de plástico con cierre hermético me iba a dar tantos usos: Mi ropa térmica iba en una de ellas, mi cuaderno de apuntes, un libro de lectura, el papel higiénico,…etc. Son realmente prácticas, mantienen las cosas secas, reducen espacio y además son económicas.

Y qué alegría cuando vas consumiendo la comida y tu mochila pesa menos pero la alegría es más grande cuando vas a la Oficina de correos y abres la caja que preparaste en su momento y empiezas a ver todo lo que tienes para el siguiente tramo.

Hay hikers que en lugar de seguir este sistema se iban abasteciendo por los pueblos que pasaban. Para nosotros el envío de cajas era más fácil porque no perdías tiempo en desplazamientos y decidías el tipo de menú que querías. A veces los groceries (supermercados) eran muy limitados en cuanto a comida. Nosotros completábamos nuestros víveres comprando bagels o tortillas, depende de lo que hubiese. Eso sí, peanut butter( manteca de cacahuete) en todas partes. Siento decirlo pero acabé aborreciéndolo.

 

Mi experiencia en los Apalaches

Mi experiencia en los Apalaches

Mi experiencia en los Apalaches

Mi pasión por la montaña no tiene límites. El arte que desarrollo en mi vida diaria está influenciado por la naturaleza. Me ofrece muchos recursos para desarrollar mis proyectos. ¿Y por qué no? Andar 3500 kilómetros durante cinco meses y explorar todo lo que te ofrecen las montañas más antiguas del mundo, Los Apalaches, en Estados Unidos.
He vivido momentos inolvidables y ha sido la experiencia más enriquecedora que he tenido hasta ahora.
He podido apreciar vistas espectaculares que pensaba que no existían, solamente en películas de ficción. El estado de Maine fue un descubrimiento, pensaba que estaba viviendo en un cuento de fantasía. Y lo increíblemente bonito fue ir apreciando el cambio de las estaciones. Empecé disfrutando de los colores del verano donde el verde intenso era el predominante, según iba avanzando los colores iban cambiando, rojo vino, violeta, marrón. Así hasta que los árboles se iban quedando sin hojas y éstas iban formando una gran alfombra de colores a lo largo del camino. A veces era tanta la cantidad de hojas que no veías el suelo y alguna que otra piedra irrumpía en tu camino. ¡Ay, la piedra! ¡Pero qué bonito el paisaje!

Había días que la dureza del camino era aliviada por la buena compañía de los hikers.

Recuerdo momentos que mis rodillas no querían avanzar. Estaban hinchadas y doloridas. Encima estaba lloviendo y no creas que el calzado que llevaba era bueno porque tenía más agujeros que un colador. Era el tercer par que gastaba. Al final del día cuando llegas al refugio, a veces ya de noche, y ves un fuego encendido se te pasan todos los males. Tienes calor de hogar y una buena compañía donde mantener una charla y como no unas risas al tiempo que cenas el cuscús que habías soñado durante todo el día. ¡Qué momentos compartidos!